Omaris del Valle Subero Cortesía
Soy Omaris del Valle Subero cortesía, pertenezco al Instituto de Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación. Sentí arder mi corazón cuando Dios me hizo ese momento, ese llamado, cuando fue él quien puso sus ojos en mí y me invitó hacer ese instrumento de él en el hoy y en el aquí. Desde allí es esa experiencia que he sentido siempre arder mi corazón en cada actuar, en cada ser, en cada misión que él mismo coloca en mis manos.
Y me puse en camino, como misionera, como consagrada, como hija, como bautizada, para continuar la obra redentora del mismo Dios, para seguir construyendo esa obra que quiere y desea. Me puse en camino a aquellos que son hoy los más desfavorecidos, los más vulnerables, aquellos que quizás nuestra misma sociedad hoy deja de un lado. Me puse en camino para la obra que Dios ha puesto en mis manos para seguir siendo ese instrumento de él en la tierra. Un instrumento que hoy cada día y en cada momento me invita a hacer consolación. Una voz que clama, una voz que grita y que, con el corazón en llama y los pies en camino, el Dios de la vida, el Dios de la historia, me invita a ser misionera desde un carisma específico: ser consolación.
