Obra de la Propagación de la Fe
Agrupación Misionera
de Enfermos
y Adultos Mayores
¿Qué es AMDEAM?
Es un servicio de animación y formación misionera adscrito a la Obra de la Propagación de la Fe, que anima misioneramente al enfermo y al adulto mayor, para que ofrezca sus oraciones y sufrimiento por la conversión de los no cristianos y la santificación de los misioneros. Además, ayuda a que los agentes de la pastoral de la salud estén impregnados del sentido genuinamente misionero y se animen a apoyar a los enfermos y ancianos a vivir esta hermosa realidad de fe.
Objetivo Principales
Animar misioneramente a quien está enfermo/anciano, para que ofrezca sus oraciones y sufrimiento por la conversión de los no cristianos y la santificación de los misioneros.
Ayudar espiritualmente a los enfermos y ancianos para que vivan la dimensión redentora del dolor como medio para su propia santificación, y como cooperación a las necesidades de la Iglesia y por la salvación de mundo.
Buscar que el enfermo y anciano misionero sea también misionero con otros enfermos, con sus propias familias.
Ayudar al enfermo a valorar el sufrimiento en el plano espiritual, para que lo acepte a la luz de los sufrimientos de Cristo y María.
Apoyar en cada Diócesis y en cada Parroquia a la AMDEAM, para que, desde la Pastoral de la salud se ayude al enfermo a vivir la dimensión misionera del dolor.
Miembros de la AMDEAM
Los Enfermos y los Ancianos son los protagonistas de la misión de la Iglesia, desde la limitación propia de su enfermedad o de su edad.
Pueden ser miembros de la AMDEAM todos los enfermos, de cualquier edad y condición, que padeciendo una enfermedad o algún tipo de invalidez crónica o de larga duración, se sienta invitado por el Señor a unirse al dolor redentor de Cristo con espíritu misionero para colaborar en los fines de esta agrupación. También los ancianos pueden sumarse a este apostolado porque no existe solo un apostolado activo sino también de la oración y el dolor.
Conociendo su historia
“Amar, sufrir y sonreír”, fue el lema de Margarita Godet, misionera desde su lecho de enfermedad, fundadora de Enfermos Misioneros.
En 1922, durante una peregrinación a Lourdes, Margarita Godet, joven de 23 años, enferma de parálisis, tuvo una iluminación sobrenatural y la testimonió escribiendo: “Yo entendí la belleza y la fecundidad del sacrificio”. Desde entonces, Margarita dedica toda su vida, según le permite el avanzar de su dura enfermedad, a promover y comunicar a otros su convicción, acerca del valor redentor del sufrimiento que “no escapa al amor de Dios”.
En 1928, nace en Francia la Unión de Enfermos Misioneros, que pronto fue reconocida oficialmente por la Autoridad Eclesiástica, nombrando, además, a un primer Director, que fue Mons. D Gebriant. La Unión tenía como objetivo principal orientar las oraciones y los sufrimientos de los enfermos, que reservan un particular amor a Dios y a la salvación de todos, hacía tres fines: la santificación de los Misioneros; el aumento de las vocaciones misioneras y la conversión de cuantos aún no conocen a Cristo.
Para el año de 1930, en Canadá, nació la Jornada del Enfermo, y en Italia se constituyó la Unión del Apostolado de los Enfermos. Al año siguiente, en 1931, en Italia, esas iniciativas cooperaron a que se estableciera de un modo definitivo la Jornada de los Enfermos, organizada cada año por la Unión Misional del Clero, que había surgido en 1916 por obra del beato P. Manna.
Esa primera Jornada se realizó únicamente con los enfermos de Roma: se congregaron siete mil personas procedentes de asilos de ancianos, hospitales, casa de reposo, etc. El Papa Pío XI, conmovido por el testimonio de tantos enfermos, aprobó la iniciativa romana y manifestó su deseo de que la Jornada del Enfermo se propagara por todo el mundo.
En 1932 fueron invitados los enfermos de toda Italia y así se reunieron en Roma unos doscientos mil enfermos. El año siguiente, el cardenal Eugenio Pacelli, futuro Pío XII, en nombre del Papa Pío XI, escribió una carta a la Pontificia Unión Misional del Clero (italiano) con la que se le confiaba la difusión de este movimiento en todo el mundo católico, y es en 1933, formalmente instituida en Francia, Canadá, España, Italia y sucesivamente en otros países.
AMDEAM en Venezuela
El 27 de abril de 1985 se llevó a cabo la primera reunión para crear el equipo misionero que trabajaría con los enfermos y en donde asistieron tres personas, entre ellas la Hermana Vilma Herrera Camacho, Religiosa Misionera de Santa Teresa del Niño Jesús. A partir de ese momento, se dieron los primeros pasos, pero no fue sino hasta el 8 de junio de 1985 que se oficializó este servicio, en Venezuela, recibiendo el nombre de “AGRUPACIÓN DE ENFERMOS MISIONEROS” con la sigla ADEM. Al poco tiempo, se acogió a los ancianos misioneros, pasándose a llamar ADEAM, Agrupación de Enfermos y Ancianos Misioneros. Hoy se le conoce como Agrupación Misionera de Enfermos y Adultos Mayores. (AMDEAM).
San Juan Pablo II, con su encíclica misionera Redemptoris Missio (1990), le dio un nuevo impulso. En el número 78 de esa encíclica escribió: “el valor salvífico de todo sufrimiento, aceptado y ofrecido a Dios con amor, deriva del sacrificio de Cristo, que llama a los miembros de su Cuerpo místico a unirse a sus padecimientos y a completarlos en la propia carne (cfr. Col 1, 24). El sacrifico del misionero debe ser compartido y sostenido por el de todos los fieles”.
El mismo San Juan Pablo II, en 1993, instituyó para toda la Iglesia la Jornada Mundial del Enfermo, a celebrarse el 11 de febrero de cada año, día de la conmemoración litúrgica de la Virgen de Lourdes, quien, por medio de la vidente Santa Bernardita, pidió insistentemente oración y penitencia por la conversión de mundo.
La Agrupación Misionera de Enfermos y Adultos Mayores, celebra 39 años de fundación en Venezuela
Celebramos el 39º aniversario de fundación en Venezuela de la Agrupación Misionera de Enfermos y Adultos Mayores (AMDEAM). El 8 de junio de 1985 un grupo de personas en Caracas, después de un camino previo, decidieron formar este servicio para la atención especial de Enfermos y Adultos Mayores.
Jornada
Mundial
del Enfermo 2024
XXXII Jornada Mundial del Enfermo
Cada año, el 11 de febrero, celebramos la Jornada Mundial de Oración por los Enfermos, instituida en 1992 por el papa Juan Pablo II, en la festividad litúrgica de Nuestra Señora la Virgen de Lourdes, con el objetivo de sensibilizar a las personas para que sean solidarias con los enfermos, acompañándolos en su padecimiento, llevándoles alivio y caridad cristiana.
Este año, el papa Francisco, en su mensaje para la celebración de la jornada, nos recuerda la importancia del acompañamiento, especialmente en los momentos de angustia, fragilidad, enfermedad como algo que le es inherente al ser humano desde el origen de la creación: «No conviene que el hombre esté solo» (Gn 2,18). Acompañar a quienes sufren como consecuencia de la enfermedad es una obra de misericordia a la que todos estamos invitados.
El primer cuidado del que tenemos necesidad en la enfermedad es el de una cercanía llena de compasión y de ternura. Cuidar al enfermo significa, ante todo, cuidar sus relaciones. Por ello, Obras Misionales Pontificias (OMP) en Venezuela con el servicio de la Agrupación Misionera de Enfermos y Adultos Mayores (AMDEAM), en alianza con la Asociación Venezolana de Servicios de Salud de Orientación Cristiana (AVESSOC), ha preparado este subsidio, esperando sea de gran utilidad para las diferentes actividades y celebraciones que se tengan previstas para esta Jornada de oración y acompañamiento de los enfermos y del personal de salud que está a su servicio.
III
Jornada Mundial
de los Abuelos y de los Mayores
Obras Misionales Pontificias (OMP) en Venezuela publicó un subsidio para acompañar a la Agrupación Misionera de Enfermos y Adultos Mayores (AMDEAM), un servicio de la Pontificia Obra de la Propagación de la Fe, en la celebración de la III Jornada Mundial de los Abuelos y Mayores, que tendrá lugar el próximo 23 de julio.
El subsidio contiene el mensaje del Papa Francisco para esta jornada y el guion para la celebración de la eucaristía, así como algunas actividades que pueden llevarse a cabo ese día y la oración por los abuelos y adultos mayores.
Bajo el lema: “Su misericordia se extiende de generación en generación” (Lc 1,50), esta jornada nos recuerda que son los abuelos y adultos mayores quienes transmiten la pertenencia al pueblo santo de Dios; ellos entregan al presente un pasado necesario para construir el futuro.
Es una invitación y un llamado a todos para reconsiderar y revalorizar a los abuelos y a los mayores que en muchos casos son mantenidos al margen de las familias, del ambiente laboral y de las comunidades eclesiales, con el pensamiento que son una carga y que no tienen mucho que aportar.
Sus experiencias de vida y de fe pueden ayudar a construir sociedades conscientes de sus raíces y capaces de soñar con un futuro más solidario. El papa también nos recuerda que “la alianza entre generaciones es indispensable”.
Queridos abuelos, nunca olviden que la vida y la misión primero van por dentro, que deben ser testimonio para los más jóvenes. Es importante que toda nuestra vida y existencia estén empapadas de espíritu, dimensión y compromiso misionero.
Contamos con su oración y amor solidario para que la misión de evangelizar y convertir al mundo produzca frutos abundantes.