En el siglo XVII los religiosos capuchinos emprendieron la tarea de la evangelización en Guanare. En unas de las tribus que habían sido evangelizadas se originó el culto a Nuestra Señora de Coromoto.
La tradición reza que la Virgen se le apareció al indígena Coromoto quien era el Cacique y se negaba a recibir el bautismo.
El Indígena le contó a un misionero llamado Juan Sánchez que una Señora muy hermosa se le había aparecido en una quebrada y le había dicho que recibiera el agua del Bautismo.
Juan Sánchez le exhortó a seguir las indicaciones de la aparición.
Al mismo tiempo algunos niños, hijos de los conversos, confesaron que una Señora muy bella se les aparecía cuando iban a recoger agua. Esto hizo que los indígenas miraran con respeto aquel lugar y que utilizaran el agua que allí manaba para curar a sus enfermos. Sin embargo pasó un año y el cacique no daba muestras de querer convertirse a la fe cristiana.
El 8 de setiembre de 1652, la Virgen se le apareció al Cacique, en la misma puerta de su choza y según se cuenta éste la amenazó con su arco pero la Virgen le cegó con sus resplandores y desapareció, dejando en sus manos una pequeña imagen suya.
Luego de esto el Cacique se convirtió y se bautizó. Juan Sánchez al tener noticia del suceso, mandó recoger la imagen y desde entonces se la comenzó a venerar bajo el título de Nuestra Señora de Coromoto.
El 7 de octubre de 1944 , el Papa Pío XII la declaró «Patrona de la República de Venezuela» y su coronación canónica se celebró tres siglos después de la aparición, en 1952.
Los venezolanos celebran su fiesta tres veces al año, el 2 de febrero y el 8 y 11 de setiembre.