Misionera en Haití denuncia ataques a iglesias e instituciones en un país que se hunde
“La Iglesia se ha convertido en una víctima de la violencia”, señala sor Marcela Catozza, misionera en Haití. La situación ha empeorado desde el mes de junio, con ataques a iglesias e instituciones, denuncia la religiosa italiana.
Indiferencia del mundo
Sin embargo, para la religiosa, que llegó a Haití en 2006, lo más doloroso es la indiferencia del mundo: “Lo peor es que nadie hable sobre ti. Nadie sabe lo que está pasando, no se interesan por lo que estamos sufriendo en este país”.
“La Iglesia también está siendo atacada”, afirma la misionera. El 25 de junio de 2022 asesinaron a sor Luisa del Orto, religiosa italiana que llevaba 20 años en Haití. “Era más que una amiga para mí. Cuando me dieron la noticia, caí de rodillas del dolor por la terrible perdida”, recuerda. “No se sabe todavía por qué la mataron. Inicialmente hablaron de que era un robo, pero estoy convencida que alguien pagó para matarla en la calle. Es de verdad un horror”, explica con voz pausada y serena, a pesar del drama que describe.
La Iglesia, blanco de violencia y robos
Según la hermana, la situación es indescriptible, empeora día a día y ha afectado también su misión, un orfanato en uno de los barrios de favelas más peligrosos del mundo. “Hace como un mes prendieron fuego en la capilla de nuestra misión. Todo está quemado. No tenemos altar, bancos… ya no hay nada. El Santísimo está a salvo, porque por seguridad cuando me voy, lo guardo en otro sitio más seguro y gracias a Dios estaba allí.”
No olvidemos a Haití
Sor Marcela es la única religiosa en la misión. La hermana que había comenzado con ella tuvo que regresar a Italia porque sufrió un tremendo shock después del terremoto del 2010, donde lo perdieron todo. Las condiciones en las que está viviendo son enormemente difíciles. El barrio nació hace 20 años sobre el basurero de la capital y hoy viven más de 100.000 personas en chabolas de zinc, sin agua, ni electricidad.
“Yo, desde hace ya un año, no puedo salir para asistir a la misa por las mañanas porque las bandas cierran el barrio y no se puede entrar ni salir. Así que no puedo ir ni a la misa”. “Esto es un dolor, un tremendo dolor”, repite la religiosa.
“Por favor, vamos a rezar por Haití. Vamos a pedir al Señor que proteja a todos los haitianos y dé paz a este pueblo. Pido oraciones para mis niños. Son 150. El más pequeño tiene dos meses, el mayor 18 años. Así como Haití está hoy, no hay futuro para estos niños. Vamos a rezar y pedir a Dios que el bien que Él ha preparado para ellos pueda llegar a realizarse y se cumplan los deseos que estos niños llevan en sus corazones”.
Fuente: Vatican News