La misión es la humilde invitación a abrirnos a Dios
Octubre es el mes de la misión mundial y es el mes del santo rosario. Originalmente, el rosario era una oración meditativa inventada en los monasterios para contemplar la vida de Jesús. Debido a que es una oración muy sencilla en la que sólo se repiten las oraciones básicas “Padrenuestro”, “Avemaría” y “Gloria”, pronto se hizo muy popular entre los hermanos laicos. Y luego, los dominicos, difundieron también el rezo del rosario entre los fieles comunes y corrientes. El cordón de oración que pronto surgió es una ayuda y un recordatorio para orar con regularidad.
Es una casualidad que en octubre coincidan el tema “Rosario” y “Misión Mundial”. Misión no es colonización; la misión no es la expansión imperial de una ideología religiosa que se siente superior a las demás. La misión es la humilde invitación a abrirnos a Dios, que quiere redimirnos y sanarnos. María se abre a esta invitación, que le hace el ángel Gabriel. “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 38).
En 1822, la beata Paulina María Jaricot (1799-1862) fundó una asociación llamada “Sociedad para la Propagación de la Fe”. Quería recolectar donaciones y oraciones para las misiones. En 1826, fundó el “Rosario Viviente” y, hasta el final de su vida, reunió a más de 2 millones de franceses que rezaban una decena del rosario cada día por la misión mundial. La obra de la beata Paulina María Jaricot fue elevada a la categoría de “Obra Misional Pontificia” por Pío XI en 1922. Es sorprendente que las obras del Papa para las misiones mundiales no surgieran de una estrategia vaticana, sino de la iniciativa de oración de una joven, ¡una laica!
Si queremos ayudar a la misión mundial, ¡debemos orar! Sin oración no hay misión, porque el Espíritu Santo es -como dice repetidamente el papa Francisco- el motor de la misión. Nuestra oración del rosario también se vuelve “brillante” cuando la rezamos con espíritu misionero: por los muchos que aún no conocen a Cristo, especialmente para los jóvenes, para que reconozcan el sentido último y la razón de su vida en el Dios a quien María dijo: “Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 38).
A petición de la Pontificia Unión Misional, han colaborado en la escritura de estas meditaciones:
- Para los domingos: P. Yoland Ouellet, o.m.i., Director Nacional OMP, Canada de habla francesa
- Para los días de la semana:
- 1-14 de octubre: P. Karl Wallner, Director Nacional OMP, Austria
- 15 y 23 de octubre: P. Pierre Diarra
- 16-22 de octubre: P. Jafet Alberto Peytrequín Ugalde, Director Nacional OMP, Costa Rica
- 24-31 de octubre: P. Dennis C. J. Nimene, Director Nacional OMP, Liberia.