Francisco: Sor Luisa Dell’Orto, una vida entregada hasta el martirio


 

Sor Luisa Dell'Orto

Al final de la oración mariana del Ángelus, el Papa Francisco recordó a la pequeña hermana del Evangelio, sor Luisa Dell’Orto, asesinada ayer en Haití y rezó por los niños de esta nación que padece pobreza y violencia.

Roma. Oración, cercanía y un pensamiento a los tantos niños de la calle que sor Luisa Dell’Orto acogió, protegió y amó hasta su muerte. El Santo Padre recordó, tras rezar el Ángelus dominical con los fieles y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro, a la religiosa asesinada ayer en Puerto Príncipe, donde vivía desde hacía 20 años.

«Deseo expresar mi cercanía a los familiares y a las hermanas de sor Luisa Dell’Orto, pequeña hermana del Evangelio de Charles de Foucauld, asesinada ayer en Puerto Príncipe, capital de Haití. La hermana Luisa vivía allí desde hacía 20 años, dedicada sobre todo al servicio de los niños de la calle».

“Encomiendo su alma a Dios y rezo por el pueblo haitiano, especialmente por los más pequeños, para que puedan tener un futuro más sereno, sin miseria ni violencia. Sor Luisa hizo de su vida un don para los demás, hasta el martirio”.

Mañana, sor Luisa Dell’Orto, originaria de la provincia italiana de Lecco, habría cumplido 65 años. Llevaba en Haití desde el año 2002, y antes había tenido experiencia misionera en Camerún y Madagascar. Su hermana María Adela afirmó: «Ella era consciente de que podía pasar algo, porque es evidente, incluso en su última carta lo decía, que la situación era muy difícil. Pero ella quería quedarse y dar su testimonio».

Precisamente ayer, 25 de junio, sor Luisa Dell’Orto mientras estaba en la calle fue agredida y falleció tras su traslado al hospital Bernard Mevs. Haití lleva años asolado por la violencia de las bandas, el hambre y la pobreza. Cabe destacar que el terremoto del año 2010 sumió a la población en la desesperación por los grandes daños que causó y el elevado número de víctimas, que fueron más de 230.000.

Signo del Reino de Dios

Mañana, 27 de junio, por la tarde, en Lomagna – a pequeña localidad italiana de Brianza de la que era originaria sor Luisa – el arzobispo de Milán, monseñor Mario Delpini, presidirá el rezo del Rosario en sufragio de la religiosa.

En un mensaje, el prelado destacó que los misioneros, como sor Luisa, «no van en busca de peligros, sino de signos del Reino de Dios que llega, entre los pobres, entre los que sólo son importantes para Dios e ignorados por todos».

Hizo de su vida un don para los demás, hasta el martirio

«Me dirán que estoy un poco loca. ¿Por qué permanecer aquí? ¿Por qué exponerse al riesgo? ¿Qué sentido tiene vivir con tanta incomodidad? ¿No sería mejor que la gente resolviera sus propios problemas? No podemos callar lo que hemos visto y oído. ¡Poder contar con alguien es importante para vivir! Y dar testimonio de que se puede contar con la solidaridad que surge de la fe y el amor a Dios es el mayor don que podemos ofrecer».

Toda la explicación se resume en estas pocas palabras que sor Luisa Dell’Orto había escrito el pasado mes de octubre a un grupo de misioneros. Se trata de algo que es infinito porque el amor dado por la hermana Luisa Dell’Orto a los niños de Haití, y anteriormente a los de Camerún y Madagascar, sólo puede describirse así.

Ayer su vida terrenal terminó de una manera inesperada y terrible. Su muerte fue anunciada por la archidiócesis de Milán, que informó de un ataque armado mientras la religiosa estaba en la calle en Puerto Príncipe. Gravemente herida, aunque fue trasladada inmediatamente al hospital, falleció poco después, dos días antes de cumplir los 65 años.

Tras las huellas de San Charles de Foucauld

“Permanecer”, lo decía siempre, en cada conversación, en cada escrito, “porque – explicaba – si alguien de su familia está enfermo, no es que se lo deja solo, es cuando uno está más cerca de las personas. Este pueblo se convierte en nuestra gran familia, la familia también de los hijos de Dios, y en esta familia se comparten alegrías y sufrimientos”.

María Adele Dell’Orto es la hermana de sor Luisa. En su corazón hay dolor, pero encuentra fuerza en las palabras que la propia Luisa le escribió. Una muerte que llega un mes después de la canonización de Charles de Foucauld, en quien se inspiran las pequeñas hermanas del Evangelio, orden a la que pertenecía la religiosa fallecida.

 

Fuente: Vatican News