Ciudad del Vaticano.-  Desde hace  96 años se celebra cada primer sábado de julio del Día Internacional de las Cooperativas  y para recordarlo el Papa Francisco a través de Twitter celebró que en algunas partes se están desarrollando cooperativas para la explotación de energía renovable y que esto puede significar una diferencia en la lucha contra el cambio climático.

Quienes encontraron una cooperativa tienen coraje

El Papa Francisco había hablado de las cooperativas en el pasado, recordando la necesidad de «oponer la relación al individualismo, el equipo al interés, el bienestar de todos a los intereses de unos pocos». En la audiencia de la Confederación de Cooperativas Italianas, el 16 de marzo de 2019, había instado a trabajar para convertirse en «empresarios de la caridad», a buscar formas alternativas «para habitar una sociedad que no se rige por el dios dinero, un ídolo que lo engaña y luego lo deja cada vez más inhumano e injusto». «La cooperación -dijo- es una forma de ‘destapar el techo’ de una economía que corre el riesgo de producir bienes, pero a costa de la injusticia social».

Es vencer la inercia de la indiferencia y el individualismo haciendo algo alternativo y no sólo quejándose. Los que fundaron una cooperativa creen en una forma diferente de producir, en una forma diferente de trabajar, en una forma diferente de estar en la sociedad. Los que encontraron una cooperativa tienen algo de la creatividad y el coraje de estos cuatro amigos del paralítico.

Una creatividad más generosa

Es en el número 179 de la Encíclica Laudato si’ donde se encuentra la referencia a las cooperativas que trabajan para salvaguardar la Creación. Francisco recuerda que «a través de organismos no gubernamentales y asociaciones intermedias» los gobiernos están obligados a elaborar reglamentos, procedimientos y controles más rigurosos. «Si los ciudadanos no controlan el poder político – nacional, regional y municipal – ni siquiera es posible un contraste con el daño ambiental».

Este sencillo ejemplo muestra que, si bien el orden mundial existente es impotente para asumir la responsabilidad, la autoridad local puede marcar la diferencia. De hecho, es allí donde puede nacer una mayor responsabilidad, un fuerte sentido de comunidad, una capacidad especial de atención y una creatividad más generosa, un profundo amor por la propia tierra, así como pensar en lo que se deja a los hijos y nietos.

Reseñó Prensa CEV