Tanzania: Centenario de la presencia de las Misioneras de la Consolata

Tanzania Centenario Consolata

«Celebramos al Dios de la Misión, al Dios constantemente peregrino, en camino, ‘saliendo’ para buscar y alcanzar a cada una de sus criaturas y envolverlas en el abrazo de su Amor tierno, fuerte y misericordioso. En este centenario no celebramos a nosotras mismas, Misioneras de la Consolata, sino a Él, Fuente de la Misión». Escriben la Hermana Simona Brambilla, Superiora General de la Orden, y la Hermana Maria Michela Astegiano, con motivo del importante aniversario que las ha visto implicadas durante un siglo en Iringa.

Durante la celebración eucarística de acción de gracias, celebrada el 30 de enero de 2023 en la catedral del Sagrado Corazón de Iringa, se recordó, entre otras, a las beatas Irene Stefani y Leonella Sgorbati, que dieron su vida en África.

El Fundador de la Orden de la Consolata, el Beato Giuseppe Allamano, fundó el Instituto en Turín en 1910. El 8 de diciembre de 1922, las primeras Hermanas Misioneras de la Consolata, MC, partieron de Turín hacia Tanganica, que se unió a Zanzíbar el 26 de abril de 1964 y juntas formaron la República Unida de Tanzania. Se les unieron en el barco, en Mombasa, dos hermanas del Vicariato de Kenia. Llegadas a Dar es Salaam el 10 de enero de 1923, cinco días más tarde las hermanas continuaron por ferrocarril hasta Dodoma. Tras cuatro horas de marcha, llegaron a Bihawana, desde donde, el 22 de enero, iniciaron, junto con algunos Padres Misioneros de la Consolata, la caravana que les llevaría, tras 300 km a pie, hasta Tosamaganga, adonde llegaron el 30 de enero.

El Superior de la Misión de Tosamaganga, el Padre Gaudenzio Panelatti, MC, hizo todo lo posible para que las hermanas recién llegadas pudiesen instalarse en su nuevo entorno y establecer buenas relaciones con la población local. Todas las tardes acompañaba a las recién llegadas a visitar los pueblos cercanos a la misión para conocer a las familias. Las mañanas transcurrían entre la cocina y el huerto, la escuela y los niños, la enseñanza de economía doméstica a las chicas y las clases de puericultura a las mujeres. En su tiempo libre estudiaban kiswahili. Por la noche, todas las recién llegadas se reinían para recibir información sobre la cultura local, contar lo que les había ocurrido durante el día y planear juntas qué hacer al día siguiente. «¡Han pasado 100 años desde entonces!», subraya la Hna. Brambilla.

“Conscientes de haber recibido y de seguir recibiendo de forma totalmente gratuita el inmenso don de la Misión, recorriendo y releyendo los cien años de nuestra historia misionera en Tanzania, nuestros corazones se llenan de infinita gratitud”, concluyen Sor Simona y Sor Maria Michela.

Fuente: Agencia Fides