Testimonio Misionero: Yuranni Guzmán

Dios te llama, te indica el camino y te da las fuerzas de cada día para superar las dificultades.

Mozambique.- El 26 de octubre de 2017, con una mezcla de emociones indescriptible, llegué a tierras mozambicanas. Comencé a caminar con el pueblo de Manje, ubicado en la Diócesis de Tete, viendo con admiración su estilo de vida, sus valores culturales y la realidad a la que se enfrentan cada día. Bien sabemos que es necesario un período de tiempo para conocer la cultura y con la guía del Espíritu Santo, contribuir a la inculturación del Evangelio, que hoy en día, continúa siendo un gran reto para la Iglesia en estas tierras mozambicanas.

Misionera

Sin embargo, ese tiempo para insertarse en la cultura, nunca acaba. El día a día es un constante descubrimiento, una lectura a cada acontecimiento y el confirmar que la Misión no es posible con nuestras propias fuerzas. Más allá de eso, está la fuente inagotable de inspiraciones que brota del pueblo de Manje. Ciertamente que tenemos maneras diferentes de ver y vivir la vida, también la experiencia de Dios. Una no es mejor que la otra, simplemente son únicas. Siendo una Iglesia naciente, los misioneros tenemos mucho que aportar en este sentido, pero también hay mucho para recibir.

Es curioso ver el arraigo que el pueblo Chewa tiene por los elementos culturales, lo cual se manifiesta en todos los ámbitos de la vida, incluyendo la vivencia de la fe. En este sentido, presentamos una propuesta con nuestro testimonio de vida, con palabras y con el servicio, aunque en esta cultura, no siempre sea totalmente aceptada. Por ello, la paciencia es la bandera en esta labor misionera. Tal como ellos mismos enseñan con sus “machambas” (siembras): con paciencia y gran esfuerzo físico se prepara el terreno, con paciencia se coloca la semilla y con paciencia se espera que Dios envíe la lluvia. Un verdadero acto de fe.

De esta misma manera, la labor misionera se fundamenta en la fe, haciendo lo que el Espíritu Santo nos indica y esperando que los frutos sean dados en el tiempo, según la voluntad de Dios. Aquí nunca se pierde la capacidad de admirarse por cosas que pueden considerarse simples, cotidianas o con mínima importancia. Con ellos, siempre se hace presente lo maravilloso de la novedad, donde vemos a Dios. Uno de los servicios al que me he dedicado de manera particular es la educación, que actualmente, a nivel nacional, requiere de importantes cambios. Es difícil para muchos niños y adolescentes, enfrentarse al reto de la escuela, sin pasar por una etapa preescolar y cuando la primera dificultad es la de la comunicación. Un número importante de estudiantes domina sólo su lengua nativa (chewa) y pocos tienen la habilidad de hablar el idioma oficial del país (portugues).

Aunado a esto, está la falta de apoyo por parte de las familias, bien sea por no tener una formación mínima o porque no son conscientes de la importancia de la educación. Por otro lado, está el alto índice de desempleo en el país, donde no basta con tener una carrera universitaria. Para algunos, éstas son razones suficientes que los lleva a desistir en los estudios. Es necesario despertar la esperanza. Por ello, apoyamos desde nuestro centro educativo (CADEIC Nova Esperança), ofreciendo atención educativa con la etapa preescolar y reforzando en los estudiantes de primaria, las disciplinas del Portugues, Matemática y formación en valores. Ya he visto cómo estos pequeños adquieren habilidades y se sienten motivados para ir a la escuela. Y éste es sólo un mínimo aporte frente a las numerosas dificultades que enfrentan.

 

Vine dispuesta a dar lo mejor de mí, de poner al servicio de este pueblo los dones que Dios me ha entregado, y siendo honesta, nunca imaginé que iba a recibir tanto con los ejemplos y lecciones de vida que te dan estas sencillas personas, muchas veces sin pronunciar palabra. Definitivamente te dan todo lo que tienen con sus actos de humilde servicio (Mc 12, 44).

Hasta este punto, en mi corazón sólo existe un gran agradecimiento y una llamada constante de Dios para corresponder al inmerecido privilegio de ser parte de esta Misión. A todos esos jóvenes que dedican tiempo a leer esta líneas: sean valientes! Dios te llama, te indica el camino y te da las fuerzas de cada día para superar las dificultades. Atrévete a preguntarle qué quiere de ti y asume tu vocación con amor y decisión. Cumplir con el plan que Dios tiene para ti, es lo que te dará un adelanto de la felicidad eterna.

Que Dios continué guiando nuestro caminar misionero. Contamos con sus oraciones y que María de Coromoto interceda por nuestras intenciones, especialmente para que el Señor conceda claridad y coraje a todos esos jóvenes que quieren seguirle fielmente. Siempre juntos en la oración.

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