El rostro de la Iglesia católica japonesa


Con ocasión de la visita ad limina de los Obispos de Japón, la Agencia Fides publica algunas cifras e informaciones sobre la Iglesia católica en Japón.

La Iglesia católica en Japón cuenta hoy con 419.414 católicos sobre una población de 125 millones de habitantes (alrededor del 0,34%). El personal misionero está formado por 459 sacerdotes diocesanos, 761 sacerdotes religiosos, 135 religiosos, 4.282 religiosas y 35 seminaristas mayores. La Iglesia japonesa, presente en el territorio con tres provincias eclesiásticas, en las que se agrupan las 15 diócesis, aunque pequeña en número, gestiona numerosas instituciones educativas (828 según datos del Anuario Pontificio 2023) y de beneficencia (653).

La Constitución garantiza a los ciudadanos japoneses la libertad de profesar cualquier religión (Art. 20). Las principales religiones son el sintoísmo (51,8%) y el budismo (34,9%). Los cristianos, de las diversas confesiones, representan un total del 1,2%, mientras que hay pequeñas comunidades de musulmanes, (sobre todo inmigrantes) y un gran porcentaje de japoneses se declaran «no religiosos».

En general, la población católica está disminuyendo (hace diez años, en 2014, había 439.725 católicos), pero en las diócesis de Saitama, Naha y Nagoya se registra un ligero aumento.

La comunidad católica de Japón cuenta también con unos 500.000 fieles extranjeros, entre ellos emigrantes de naciones asiáticas, de Sudamérica y de Europa. La Iglesia ha asumido la misión de «acoger a los inmigrantes, renovar juntos la sociedad japonesa y avanzar hacia una sociedad y una comunidad eclesial multiculturales».

Sin embargo, la presencia de la numerosa comunidad de católicos extranjeros constituye un reto añadido para la Iglesia local, que también siente la necesidad de preservar una identidad católica japonesa. El servicio pastoral a japoneses y extranjeros requiere discernimiento y sabiduría, y la «coexistencia multicultural», fundada en la unidad en Cristo Jesús, es siempre un compromiso comunitario y un punto de llegada.

Fuente: Agencia Fides